Javier Castro le respondió a Juan Grabois luego de su ataque a los mineros

En una reunión en Trelew contra la megaminería, el dirigente social Juan Grabois criticó los puestos de trabajo que generan estos proyectos y comparó los mineros con los petroleros. Los mineros son “como la (gente) del petróleo. La gente se va 15 días ahí, solo, sin la familia. Gana un montón de guita, se la gasta en falopa, se enferma y se caga muriendo”, afirmó ante un reducido auditorio que acompañaba al militante del Movimiento de Trabajadores Excluidos en la provincia de Chubut. “Y no queda nada”, cerró.

Por su parte, el Secretario General de AOMA Seccional Santa Cruz, Javier Castro le respondió : «A lo largo de mis casi 20 años de actividad gremial en la minería, he recibido en más de una oportunidad insultos, agravios, fui blanco de calumnias y faltas de respeto de diverso calibre. Aprendí temprano que eran parte de la actividad, y que pararme a contestarles era perder el tiempo, darles entidad o rebajarme. Al fin y al cabo, siempre el tiempo aclaró quién era quién.

Pero no he podido quedarme callado cuando se agravia a todas y todos los trabajadores mineros que, con aciertos y errores, trato de representar con fidelidad y respeto desde mi cargo de Secretario General de AOMA Santa Cruz, porque no puedo aceptar mansamente que se los ponga a las y los mineros en una misma bolsa, se los descalifique e insulte.

Por eso, me siento moral y anímicamente obligado a responderle al señor Juan Grabois, quien livianamente ha sostenido que los mineros y petroleros se gastan lo que ganan en falopa.
Es visible que el señor Grabois no conoce la vida y el trabajo del minero. Me veo tentado a asumir que no sabe nada del trabajo y punto, pero eso sería caer en la misma argumentación que él utiliza.
Y digo que no la conoce, porque si lo conociera, sabría que un trabajo tan serio y riesgoso como el nuestro no se puede hacer consumiendo falopa. Tampoco sabe que lo que busca el y la minera cuando termina su largo turno de 15 días en la mina, prolongado aún más en esta época de pandemia, es regresar a su casa a disfrutar el bien ganado descanso junto a los suyos, sin otro estímulo que el de la compañía de sus afectos, de los que este sacrificado trabajo lo obliga a estar lejos por lapsos tan prolongados.

El señor Grabois pretende ser representante de los sectores más postergados de la sociedad. Tendría que saber, entonces, que no hay nada más hiriente, discriminador, inmoral y profundamente injusto, que poner a todos esos compatriotas en la misma bolsa de prejuicios. Y mucho más si ese prejuicio se asienta en el desconocimiento profundo de la vida laboral en la mina o el campamento.

Tal vez el señor Grabois conoció a algún trabajador que tiene problemas con la droga y cree que todos son iguales. Tal vez leyó algún libro o vio una miniserie en la que uno de los personajes era un minero con problemas de adicciones, y supone que esa es la realidad y que todos son iguales. Tal vez solo busca hacerse el transgresor para lograr espacio en los medios y no notó que estaba ofendiendo a las y los trabajadores de la minería. No importa demasiado.

No pretendo analizar en profundidad los motivos que llevan al señor Grabois a agredir de esta manera a nuestros compañeros y compañeros, que día a día honran el oficio de minero en nuestra provincia.

No podía quedarme callado ante esta canallada, que muestra a las claras lo que pasa cuando gente que no ha visto nunca un trabajador minero en acción, o una producción minera de cerca, como el señor Grabois, se monta en frases grandilocuentes, eslóganes y títulos fáciles: mentiras ofensas y descalificaciones que nada aportan al debate y la convivencia.

Más le valdría al señor Grabois que recorriera nuestro trabajo, hablara con nuestros hombres y mujeres y conociera sus vivencias. Tal vez así sabría que es el trabajo digno y el salario chico o grande, pero bien ganado, el que nos hace más dignos, más útiles, más nobles. Y de paso, se enterará de que es la lucha de las y los trabajadores y su gremio –y no la graciosa concesión de las empresas– lo que asegura los mejores niveles salariales del país».

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