Malos análisis, peores conclusiones
La Legislatura de Santa Cruz no logró consensuar proyectos de incrementar la presión fiscal a las mineras, lo que da la posibilidad de que los principales actores de la industria acerquen a los legisladores los datos de una realidad cada vez más complicada.
El pasado jueves, la Cámara de Diputados de Santa Cruz volvió a intentar discutir la aprobación de una normativa que le permita aumentar la recaudación sobre la actividad minera, algo que los directivos locales de las distintas compañías que producen o exploran en la provincia, viven con mucha preocupación, ya que la minería en Argentina pasa por uno de sus peores momentos desde que, al amparo de las leyes vigentes, comenzó el desarrollo de depósitos metalíferos en todo el país.
Los proyectos en danza son básicamente dos. El que impulsa el gobernador Peralta propone gravar la propiedad minera con un impuesto que tenga en cuenta para el cálculo, el valor de las reservas minerales. Por su parte, los legisladores identificados con la agrupación La Cámpora, proponen la creación de un fideicomiso formado con aportes de las compañías, para fines específicos, tales como obras de infraestructura.
En el centro del debate está el bajo impacto de la contribución impositiva minera en el total de recursos provinciales, a lo que se suma una crítica del propio Peralta sobre el sistema de reparto, sobre lo que ya hicimos hincapié varias veces desde este mismo espacio, y es la marcada diferencia entre lo que recibe la provincia y lo que queda en Nación, del total de impuestos que paga la minería en Argentina, que dicho sea de paso, es el porcentaje más alto de toda la región. Dijo al respecto Peralta: “El modelo minero que reparte el 88% de los impuestos para Nación y el 12% para la provincia, está agotado, y necesitamos que el reparto de esa renta se dé inversamente, que es lo que no quieren votar nuestros legisladores”.
Unidades de medida
El problema es que al planteo totalmente acertado de Peralta, se le está buscando una respuesta tan facilista como peligrosa para el futuro de la actividad: como no hay diálogo Nación – Provincia y es impensable cambiar el sistema de reparto, aumentamos la contribución de la actividad, pero no la repartimos con Nación. El tema es que así las cuentas cierran, pero los proyectos también…
El otro aspecto a tener en cuenta en este planteo, es que no podemos seguir midiendo la importancia o no de las actividades productivas solamente en función de lo que impactan directamente en el presupuesto provincial.
Hoy la minería es para Santa Cruz muchísimo más que un pago mensual de regalías. Es alrededor de 3.500 empleos directos y otro tanto indirectos, de los que más del 60% reside en Santa Cruz y cuya totalidad está en blanco, con una obra social que no es la Caja y pagando una jubilación que no quebranta al sistema provincial. Es cerca de 120 pymes santacruceñas que les venden y brindan distinto tipo de servicios a las compañías que operan en la provincia, y pagan a su vez sus respectivos sueldos e impuestos fronteras adentro. Es programas de responsabilidad social, líneas de créditos para desarrollo local, programas de becas y de capacitación que suman, en conjunto mucho más que lo que reflejan los números del presupuesto.
Lo que sucede es que parece que en tan solo dos años, lo que ha cambiado en Santa Cruz es el paradigma económico en tan solo 24 meses, tal vez porque, cuando de sector público hablamos, casi siempre la crisis es una pésima consejera. No hay que olvidar que en 2011, este mismo gobierno aprobó una ley de promoción que les pagaba a las empresas para que se radicaran en la provincia, sin importar que fueran una minera o un supermercado mayorista, porque se planteaba que el problema es que había que hacer crecer el sector privado, y hoy lo que se busca es aumentar la recaudación para mantener el sector público.
Retrocesos
Mientras tanto y frente a las narices de muchos de los legisladores, que no se han dado por enterados, la minería retrocede y se achica, para sobrevivir, y proyectos que ayer nomás estaban factibilizados y listos para comenzar a construir sus plantas, hoy son inviables.
Como consecuencia, lo más afectado ha sido el rubro exploraciones. Como ejemplo del panorama y por dar solo algunos ejemplos, Cerro Vanguardia disminuyó la inversión en exploración para este año en más de un 30%; Minera Santa Cruz en alrededor de 12 millones de dólares; Minera Triton bajó de 11 a 1 millón de pesos su inversión en perforaciones para este año; Patagonia Gold disminuyó sus perforaciones a la mitad; Goldcorp Cerro Negro bajó alrededor de 12 millones de pesos la inversión en el rubro para la próxima campaña; Mariana destinó solamente un tercio de lo originalmente previsto, y Samco Gold dcidió que de los 40.000 metros que planeaba perforar en este año, sólo sondeará 2.000 metros.
La baja de la inversión en exploración es una muy mala noticia para el presente, pero también para el futuro. La actividad exploratoria moviliza a muchas pymes locales, y el porcentaje de la inversión que queda en las localidades es mucho mayor. Según cálculos mesurados, con estas disminuciones se han perdido solamente en el sector de los proveedores locales, más de 250 puestos de trabajo.
Y mirando a futuro, si una compañía que hoy está en plena producción, decide no explorar, está anunciando que la vida útil del yacimiento será menor de lo previsto. Y paralelamente, si los nuevos prospectos tampoco exploran, la consecuencia es que no habrá un proyecto minero que reemplace a aquel que cierre antes, y muchos obreros santacruceños altamente capacitados y especializados, deberán buscar refugio en el estado o irse a otras provincias donde sí tengan trabajo. Porque un proyecto que hoy no se explora son cientos de puestos de trabajo que los santacruceños perderán en pocos años, decenas de emprendedores que dejarán de emprender y miles de pesos de infraestructura urbana que no tendrán quien la pague, ni quien la use.
Sería muy buena noticia, entonces, que los directivos de las mineras, junto a los trabajadores y los proveedores locales del sector, aprovechen este nuevo impasse para llevar a los legisladores datos concretos y reales de la situación. Y mucho mejor sería que esos diputados los escuchen y se preocupen en comprender a fondo a la minería y la forma en que sus decisiones repercuten en ella, antes de aprobar o no un proyecto.