Miguel Ángel Ferro, un minero
A los 75 años, falleció en Río Gallegos el presidente de la minera estatal santacruceña Fomicruz, Miguel Ángel Ferro, un hombre profundamente ligado a la minería de la provincia y el país desde hacía más de dos décadas.
Miguel Ángel Ferro había sido vicepresidente de Fomicruz desde diciembre de 1991 –secundando a Roberto Traba, que la presidió desde su creación, durante el gobierno de Del Val–, cargo que dejó por un breve período entre 2005 y 2007, año en que asumió la presidencia. A su vez, desde su constitución, fue vicepresidente en representación del estado provincial, de la compañía minera Cerro Vanguardia S.A.
Su integración a la minera estatal provincial no fue una decisión sencilla. Cuando se enteró de que Néstor Kirchner, poco antes de asumir la gobernación, lo quería en ese puesto, lo rechazó y se fue a su casa. Llevaba más de 25 años en la actividad ganadera y pretendía ocupar un espacio en el Consejo Agrario Provincial. Había trabajado duramente en la campaña de Cristina Fernández como candidata a diputada provincial, primero, y luego fue esencial en la construcción de la estructura política en muchas localidades en que Kirchner no tenía presencia, para lograr su elección en la primera magistratura santacruceña.
Sus amigos lo convencieron de que aceptara. Aunque no fuera un hombre de la minería, aún, había tenido relación directa con la creación de Fomicruz, y entendían que podía desempeñarse bien en ese lugar. Ferro aceptó y su vida cambiaría para siempre.
Primero, una idea
Ferro había llegado a Santa Cruz en 1961. Se había desempeñado en el ferrocarril Belgrano y se adhirió al plan de retiros que impulsaba el gobierno de Frondizi, al que adhería fervientemente, para poder venirse al sur “a ver de cerca el desarrollo de la producción carbonífera. Se integró a la vieja Yacimeintos Carboníferos Fiscales y tuvo a su cargo el funcionamiento del ramal ferroindustrial que unía la mina de Río Turbio con el puerto de Río Gallegos.
Luego de desvincularse de la empresa, desarrolló tareas de matarife y abastecedor de carnes en toda la zona sur de Santa Cruz, extendiéndose luego hacia el norte. Más tarde adquirió junto a su compañera, Bety, la estancia Cruz del Sur, situada en cercanías del paraje Julia Dufour, en el extremo sudoeste de Santa Cruz, donde se dedicó a la cría de ganado bovino, que continúa hasta hoy.
Siempre tuvo actividad política en el Movimiento de Integración y Desarrollo. En 1987 fue electo diputado provincial por ese partido, y en 1989 acompañó a la Dra. Cristina Fernández de Kirchner en su campaña para ocupar una banca en la Legislatura santacruceña, conformando con ella el primer bloque del Frente para la Victoria.
Como diputado provincial, redactó proyectos como el de protección del huemul, la declaración de provincia libre de actividad nuclear, una nueva constitución de la Caja de Servicios Sociales, la transformación en sociedad mixta del Banco de Santa Cruz, protección de vientres en la cría de ganado ovino y varios más, algunos aprobados pese a pertenecer a un bloque minoritario.
Y desde su banca, quedó ligado a la minería metalífera provincial cuando no era más que una idea en unos pocos dirigentes, ya que fue redactor, junto al diputado Juan Carlos Maury, de la ley de creación de Fomicruz, pergeñada para absorber la propiedad minera en la que hoy se asienta Cerro Vanguardia, y mantenerla en manos del Estado, para una posterior licitación para su explotación.
Un minero
Como mencionábamos, en 1991, cuando asumió el Dr. Néstor Kirchner la gobernación, Miguel Ángel lo acompañó desde la Vicepresidencia de Fomicruz, liderando el proceso de llamado a licitación, discusión y suscripción de los contratos respectivos, que dieron lugar a la constitución de Cerro Vanguardia S.A., con el aporte de capital y experiencia de AngloGold Ashanti como socio mayoritario.
Desde entonces –y salvo por un breve período de menos de dos años– Ferro fue el Vicepresidente de la empresa, promoviendo en todo momento los lineamientos esenciales que con el tiempo se transformaron en valores que hoy guían el quehacer minero: el cuidado ambiental, la seguridad de los trabajadores, el aporte al desarrollo local y la defensa del empleo de mano de obra y proveedores santacruceños.
En todos los años que integró el directorio de Cerro Vanguardia, Miguel Ferro no solamente acompañó con lealtad y compromiso el crecimiento de la compañía, sino que al mismo tiempo fue un férreo defensor de los intereses de Santa Cruz y del Estado al que representaba.
En el proceso de constitución de Cerro Vanguardia, promovió la primera consulta pública del país para aprobar un desarrollo minero, que se hizo en Río Gallegos y que entre otros logros, exigió a la minera la instalación de la por entonces tercera planta del mundo de recuperación de cianuro; y fijó los lineamientos de lo que se conocería como PIP, procedimiento de incorporación de personal, que lograría que más del 90% de los trabajadores de Cerro Vanguardia fueran de Santa Cruz.
Paralelamente a sus tareas en Fomicruz, intervino para solucionar muchos conflictos del sector minero, brindando sus buenos oficios para lograr acuerdos entre las partes.
Miguel Ángel Ferro ha sido una presencia permanente en el panorama minero argentino de la última década. En más de una oportunidad fue llamado por distintos gobiernos provinciales, para que expusiera la experiencia de Fomicruz como modelo de empresa estatal unida al capital privado.
En su trayectoria, apoyó y asesoró a numerosas pymes y emprendedores locales, para que se desarrollaran y fueran aceptados como proveedores mineros, muchos de los cuales hoy son pujantes empresas santacruceñas.
También acompañó a la formación y puesta en marcha de la seccional provincial del gremio minero AOMA, desde 2003. Al respecto, el secretario general del gremio, Héctor Laplace dijo: “Nos dejó un camino marcado por una impronta ejemplar, basada en la convicción, la entrega y la defensa del desarrollo de la industria minera como eje de bienestar de los pueblos”, destacando que su figura “es muy valiosa para poder relacionar el importante significado del compromiso con el sector, desde la función pública”, y que su predicamento “ha sido sustancial en todos los ámbitos donde, en muchas ocasiones junto a la AOMA, debieron defender la actividad” en cualquier escenario.
No fue un “lobbista minero”, como lo calificaron quienes acostumbran agraviar a los que piensan distinto a ellos, sino uno de los principales impulsores de la minería metalífera y un férreo custodio de su desarrollo, porque creía que era una palanca esencial para el crecimiento del país y la mejora de la calidad de vida de su gente.
Con la misma pasión, fue tan minero como bostero. Quienes compartimos con él tantos años de amistad, sueños, alegrías y tristezas, preferimos recordarlo como lo que fue: un hombre de bien y un ser humano excepcional, que estará siempre en nuestros corazones.