Sin entradas ni salidas
Las empresas mineras que se encuentran en producción atraviesan una zona de turbulencias por no poder cumplir con los exiguos plazos para liquidar divisas, a lo que se suma la falta de insumos importados. En los galpones se acumula producción metalífera que no se exporta.
El sector minero espera ansiosamente al ministro de Economía de la Nación, Hernán Lorenzino, que viajó a EE.UU. para presentar un libro sobre la crisis de 2001, y luego acompañar a la Presidente en su exposición ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, entre otras actividades oficiales.
Es que tanto el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido –que recibió esta semana en sendas audiencias a los representantes de compañías canadienses y al titular de la Cámara Argentina de Empresas Mineras, CAEM– como los secretarios Axel Kiciloff, de Programación Económica, y Jorge Mayoral, de Minería, dieron a entender que es Lorenzino el dueño de la lapicera que puede destrabar uno de los principales problemas que atraviesa la industria, por los exiguos plazos con que cuentan para liquidar divisas provenientes de las exportaciones.
De hecho, las mineras atraviesan en estas horas por una situación complicada, tanto por la cuestión de los plazos para liquidar divisas como por la falta de insumos importados para continuar normalmente la producción.
El tiempo es tirano
La situación de la exportación de minerales producidos en el país se encuentra paralizada, no como método de presión de las empresas, como algunos ajenos a la industria han querido interpretar, sino por la imposibilidad de cumplir con los tiempos que fijan las resoluciones del Ministerio de Economía, que establecen un plazo de 30 días desde la fecha de embarque para liquidar las divisas generadas. De no hacerlo en ese tiempo, las mineras serían pasibles de sanciones establecidas en la Ley Penal Tributaria.
La raíz del problema reside en que lo que se exporta de Argentina es una aleación de metales –bullón doré, concentrado de plata, etc.–, que zarpa con rumbo a las distintas refinerías, que son las que, una vez separados y fundidos, definen la proporción exacta de cada uno de ellos, y recién en esa instancia (que tiene lugar en un lapso que puede ir de 60 hasta más de 180 días) se establece el precio final del cargamento y, en consecuencia, a cuánto se cotizarán los mismos. A partir de ese dato, se inicia el trámite de cobro y las empresas pueden liquidar divisas y también abonar sus obligaciones fiscales, entre ellas las regalías que perciben las provincias y las retenciones a las exportaciones que van al Estado nacional.
Mientras no se llegue a una solución, los stocks de metales exportables aumentan y van ocupando todos los espacios disponibles. Por ejemplo, en galpones y predios no convencionales de Puerto Deseado ya hay cerca de 4.000 toneladas de concentrado de plata, un producto cuya media mensual que sale por esa localidad santacruceña es de 1.500 toneladas, y cuyo último embarque se registró el 24 de abril.
La situación, como es lógico, genera más de un inconveniente, no solamente porque colapsan los sectores destinados a depósito, sino también porque se multiplican los costos al aumentar el tiempo de almacenamiento, y paralelamente al no concretarse la exportación y su cobro consiguiente, se generan grandes demoras en la cadena de pagos, liquidación de regalías, etc.
Buscando soluciones
En el gobierno se manejan dos posibilidades de modificación de las reglas de juego vigentes. Una es establecer un nuevo plazo de 180 días desde el momento de obtenerse el permiso de exportación para liquidar las divisas, y el otro es establecer 30 días a partir de que la refinería indique el valor final del cargamento exportado.
En el primer caso, la objeción es de tipo financiera, por cuanto el monto de las exportaciones ingresaría ya en 2013, con lo que estaría en serio riesgo el objetivo de lograr un superávit primario de alrededor de 10 mil millones de dólares (la minería exporta anualmente la mitad de esa cifra). En la segunda opción, la objeción surge de que los entes de control no tienen forma de saber a ciencia cierta la fecha en que la refinería (generalmente en Suiza, Sudáfrica o Japón) establece el valor del embarque, para definir así el día a partir del cual se cuentan los treinta de plazo.
En los encuentros con CAEM y con las mineras canadienses, De Vido dispuso convocar para la semana próxima a una reunión conjunta con empresas, representantes de su Ministerio y la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), para abordar este tema , poniendo en la mesa la necesaria coordinación de medidas que, en la actual coyuntura, entorpecen el desenvolvimiento del sector.
La intervención de la OFEMI es algo que viene siendo requerido en las últimas semanas, y fue mencionado de manera explícita en los actos y foros de la exposición minera que se realizó en San Juan en la primer semana de este mes, y hasta por el máximo dirigente del gremio minero AOMA, Héctor Laplace, quien le solicitó al sanjuanino José Luis Gioja que intercediera en la organización interporvincial para lograr destrabar la cuestión, que preocupa al gremialista por el riesgo de que la falta de exportaciones repercuta en los trabajadores.
Insumos que no están
En lo que hace a las importaciones, la situación complicada la viven numerosas ramas de la producción, y se genera en la imposibilidad de contar con insumos o repuestos que no se producen en el país, lo que está llevando a algunos sectores de las mineras a evaluar cierres parciales hasta tanto se cuente con los elementos más vitales para seguir trabajando.
Si bien hasta el momento se han ido sorteando los problemas generados por la falta de ingreso de insumos y repuestos importados, los stocks se van agotando y la sustitución de importaciones puesta en marcha por Débora Giorgi no alcanza a suplir los faltantes.
En las reuniones celebradas por De Vido esta semana, se coincidió en la importancia de agregar valor al empleo nacional y la generación de nuevos puestos de trabajo, reemplazando insumos que hoy no se fabriquen en el mercado argentino.
Pero hay insumos que son insustituibles y maquinarias que requieren los repuestos para funcionar hoy, y no pueden esperar a que se instale una fábrica y comience a producirlos en el territorio nacional.
Héctor Laplace fue claro en este aspecto al ejemplificar que “hay empresas pymes que procesan piedra partida a las cuales desde hace más de seis meses no se les permite el ingreso de insumos para las maquinarias primarias de trituración”, lo que significa que a corto plazo, y de romperse el repuesto actual, “pararán la producción en un establecimiento minero con más de cien trabajadores en forma directa”.
Mineras, proveedores y exportadores esperaban que esta semana se solucionara al menos el tema de la liquidación de divisas y que se comenzara a encaminar la cuestión de las importaciones, pero no fue así, y mientras se sigue acumulando producción y se espera la entrada de insumos con cuentagotas, el inicio de la semana renueva la esperanza de muchos que necesitan soluciones para seguir trabajando.