La mara vuelve a la Meseta
En el marco de los monitoreos ambientales que realiza regularmente el área de Medio Ambiente de Cerro Vanguardia en los distintos puntos de control diseminados en las 75.000 hectáreas que controla en la zona central del Macizo del Deseado, en cercanías de Puerto San Julián, se detectó desde hace ya mucho tiempo la ausencia total de maras, un tipo de roedor que habitó tradicionalmente nuestro país desde el río Santa Cruz hacia el norte, llegando a los llanos de Catamarca.
Este animal, verdadero símbolo de la estepa patagónica (y el segundo roedor en tamaño, ya que adulto alcanza los 10 kilos de peso y hasta 75 centímetros de largo), se vio diezmado en las últimas décadas hasta casi extinguirse, por la influencia de múltiples factores, entre los que se cuentan como uno de los más importantes, la extensión de las fronteras ovinas y su consecuente desertificación, la caza y los hábitos mismos de la especie, que al ser monógama y vivir en núcleos familiares reducidos, es más vulnerable a los cambios en el hábitat.
Explicó el titular de Medio Ambiente de la minera santacruceña Cerro Vanguardia, Fernando Salomone, que los monitoreos a que hacemos referencia, “se realizan en forma constante, y especialmente sobre la fauna, que es un excelente indicador biológico para verificar que no se produzcan cambios nocivos en el ambiente”, y que los mismos se realizan “tanto en el área de explotación minera, de unas 1.000 hectáreas, como en el resto de la concesión (51.000 hectáreas) y de la propiedad de la compañía, en la que está restringida la caza y la ganadería”. Y es justamente en esta zona en que se notó la prácticamente extinción de la mara, algo que también ocurre, según pudieron constatar con autoridades de Fauna de la Provincia, en toda la meseta central.
Fue así que se decidió, desde la minera, tratar de iniciar un plan de reinserción de la especie, para lo cual Salomone se puso en contacto “con zoológicos e instituciones que tuvieran ejemplares de la subespecie típica de esta zona, para ver si era factible disponer de ejemplares para la reintroducción, lo que nos llevó a dar con el Movimiento Nacional Argentino de Zoológicos (Monazoo), una asociación de zoológicos de distintas partes del país, que tiene una visión más amplia de la función de estas instituciones y celebra convenios con distintas organizaciones vinculadas a la lucha contra el tráfico de fauna y los decomisos, con programas de reproducción de especies, para volcar a las crías a protección y reinserción”.
Es así que a través de esta asociación, se ubicaron ejemplares en el zoológico de América (La Pampa) y de Olavarría (Buenos Aires), aptos para ser reinsertados en el hábitat patagónico. A partir de allí, comenzó un proceso de trabajo con distintas áreas de fauna tanto provinciales como nacionales, en quienes hallaron apoyo y asesoramiento para llevar a buen puerto la iniciativa.
Ya con todos los permisos logrados, se realizó el traslado a un sector de Cerro Vanguardia, de ocho ejemplares –cinco hembras y tres machos– de casi dos años de edad (la mara vive hasta los 15 años, en promedio), los que momentáneamente se encuentran en un sector delimitado por un cerco olímpico de 50 metros de ancho por 100 de largo.
Explicó Salomone que los ejemplares arribados a Cerro Vanguardia “tienen colocados microchips que permiten su control, ubicación y monitoreo satelital en forma permanente” y que previo a ser insertados en la propiedad minera, se les realizaron todos los análisis de sangre, estudios de ADN y controles, para contar con una línea de base que permita controlar su evolución futura.
El plan de reinserción continuará con la liberación de más ejemplares, en zonas estudiadas como las más aptas para la especie. Posteriormente, si la experiencia da buenos resultados, se continuará la reintroducción en algunas de las 26 áreas protegidas con que cuenta la Provincia.
Si bien el costo del programa de reintroducción fue asumido por Cerro Vanguardia, Fernando Salomone aclara que se trata de un esfuerzo conjunto de muchas entidades y asociaciones, “cada una de las cuales aportó lo que estaba a su alcance, como la experiencia, los ejemplares, el asesoramiento y sporte técnico y hasta la tramitación de la gran cantidad de permisos con que se debe contar para realizar una acción de este tipo”.
En la liberación de estos ocho primeros ejemplares, que se producirá mañana, participarán alumnos de la Escuela Nº 75 de Puerto San Julián, quienes ya han estudiado, en las jornadas previas, las características de este arquetípico animal de la estepa patagónica, que vuelve a tener una oportunidad de crecer y reproducirse en su hábitat natural.